Los espasmos del sollozo afectan al 0,1-4,6 % de niños sanos, con un inicio generalmente a los 6 meses de edad, aunque se han comunicado algunos casos con recien nacidos con dicho problema, y lactantes de un mes de edad, como el último caso vivido en nuestas consultas.

Existen fundamentalmente dos tipos: el tipo cianótico, el más frecuente y el tipo pálido, y también una forma mixta. Esencialmente el episodio se inicia por llanto con enfado, frustración cólera, del lactante con una apnea al final de la espiración, que supone cianosis, coloración azulada, con rigidez de miembros o hipotonía, con una pérdida transitoria de la conciencia, en ocasiones todo ello precedido de un grito suave, de segundos de duración, entre 10-60 segundos aproximadamente. En otros casos, se produce la palidez característica.

Los espasmos del sollozo, desaparecen espontáneamente a los 5 años de edad, se cree que la patogénesis es multifactorial:

• Disregulación del Sistema Nervioso Autónomo
• Inhibición cardiaca vagal
• Retraso en la Mielinización del tronco cerebral
• Déficit de hierro

El papel del hierro, es importante como cofactor en el metabolismo de las catecolaminas y en la función neurotransmisora. Debemos consultar con el pediatra, en todos aquellos espasmos del sollozo prolongados, que duren más de un minuto, que sean atípicos, que el niño no se recupere sin problemas de forma espontánea, cuando se produzca somnolencia postepisodio, o cuando tengamos dudas de la posibilidad de otro tipo de problemas, como crisis epilépticas etc.

En los espasmos del sollozo, suele existir antecedentes familiares, siempre se producen tras llanto vigoroso, y la recuperación es total de forma espontánea. La posición más adecuada es la de recostado lateral, hasta que se pasa el episodio, vigilando la via aérea.

En cuanto a los tratamientos, si se objetiva ferropenia, pues se administra hierro, con distintas publicaciones que aseguran que disminuyen los episodios, también se ha utilizado piracetam, Melatonina, con distintos resultados.

No obstante, es un problema, que a pesar de la inquietud que genera en la familia del paciente, se resuelve espontáneamente, sin generar ningùn problema en el niño, con un neurodesarrollo posterior dentro de la normalidad.